En 1897, el biólogo francés René Quinton demostró las similitudes existentes entre la composición mineral del agua de mar, nuestro medio interno y el plasma sanguíneo. En la actualidad están demostrados los múltiples beneficios del agua de mar; uno de ellos son sus propiedades isotónicas. Extraída de las profundidades de nuestros mares contiene una concentración de entre 8-9 gr de sales minerales por litro lo que la hace ideal para deportistas o ambientes de mucho calor en el que el cuerpo sufre deshidratación.
A pesar de las propiedades del agua de mar, tanto para usos terapéuticos como culinarios, esta categoría de producto se encuentra en una etapa de introducción en los mercados de consumo. La coyuntura social actual caracterizada por una preocupación creciente por la salud y el deporte supone una oportunidad para impulsar una marca como Soliña de Mar, nombre marca que debía ser cercano, humano. A su vez se quería aludir de alguna manera a Galicia, origen e inspiración de la marca.
El naming denota ante todo sensibilidad y sencillez. Un acercamiento a la naturaleza y un modo de vida respetuoso con ella y con el propio individuo, en definitiva con la vida.
El concepto en el que basamos la marca es el “respeto”, respeto a uno mismo, respeto a los demás, respeto a la vida y a la naturaleza. El posicionamiento de marca se construye en torno a un estilo de vida saludable. La conjunción de todos esos atributos, su concepto, su base de posicionamiento y su target se traducen diseño visual de marca y packaging minimalista, limpio, que transmite pureza.
La gama Soliña de Mar se estructura en dos líneas de producto: isotónica e hipertónica. La primera destinada a su target principal cubriendo las necesidades de personas que hacen deporte y se cuidan. La segunda, hipertónica, se utiliza para la cocina y es apreciada por muchos cocineros. Ambas han sido pensadas para la distribución tanto a través de canal retail como a través del canal horeca.
